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Apesar del miedo y la desconfianza de estos 4 personajes, se dejaron llevar por la intriga y comenzaron esta misteriosa aventura.

 

En la habitación había un computador de mesa conectado a una pantalla, el equipo era de cola y aunque no pertenecía a la nueva gama de tecnologías a la que Martín estaba acostumbrado, no era una tarea difícil para él entender su sistema operativo.

 

Martín encendía el viejo equipo mientras las chicas pensaban en una posible pista para descubrir el código. Todas se ocuparon en pensar en posibles lugares del edificio donde estuviera alguna parte del código, hasta que Ana de repente se acuerda del código encriptado de su carta y se la da a Martín. En ese momento Martín comienza con su labor, digita y digita miles de líneas en un lenguaje programático para descifrar el código que los llevaría a la siguiente fase de la misión.

 

- Ana: (Ya ha pasado más de una hora desde que comenzamos esta primer fase. Me frustra saber que no hemos avanzado nada, no hemos encontrado ni la más mínima pista, y mi desesperación aumenta poco a poco).

 

El tiempo corría y estaban cada vez más lejanos a descifrar el código, el ego de hacker de Martín estaba quedando por el suelo, y la paciencia de las chicas se estaba agotando progresivamente.

 

Victoria, que era la más sabia les dijo a todos que pararan la búsqueda y que se ocuparán en pensar por un momento en lo que los había motivado a llegar ahí. Ella por ejemplo, se ocupó en recordar en detalle el número de expediente del caso de su hermana. En el caso de Martín se debía pensar en el número exacto de discos duros y en la contraseña de programación de cada uno.

 

Mientras Victoria y Martín comenzaban a digitar sus dos partes, Ana y Aurora pensaban en sus diferentes casos.

 

La situación de Ana era un poco difícil, pues aunque era orgullosamente La Reina, nadie conocía su pasado oscuro de prostituta; una de las cosas más vergonzosas para ella era recordar la humillación y burla que tuvo que pasar en silencio durante muchos años. Por esto Ana decidió pensar en el número de habitación que siempre le correspondía para atender a sus clientes, D420-02... así se nombraba su oficina laboral.

 

El código entonces ya estaba compuesto por la parte de Victoria, Martín y Ana, sólo faltaba el de Aurora, la insólita asesina.

 

Para Aurora el hecho de ganarse la vida asesinando gente no era motivo de orgullo, pero en su mente siempre estaba lo que su padre le había enseñado “Amar es más difícil que matar, por lo que al mundo lo mueve el amor y no el rencor”. En su niñez tuvo una vida difícil, una madre alcohólica y maltratadora, un padre fallecido, unos hermanitos criados por ella misma, y unos cuantos padrastros violadores y sicarios. En su vida nunca había un espacio para el amor, siempre se cohibió de amar y por eso tomó la decisión de seguir su camino sola, alejarse de los suyos y vengarse de todo aquel que la dañara.

 

En lo único que Aurora podía pensar en ese momento era en la frase que su padre le había dicho antes de morir, por eso decidió dar la fecha en que murió su padre y la edad que tenía al morir. De este modo el código estaba casi listo, sólo faltaba una pequeña parte de dos dígitos por descifrar.

 

Para Martín esto ya estaba siendo todo un sufragio, quería tirar todo a la basura y salir corriendo, pero Victoria no permitía que él desistiera, entonces comenzó a pensar en las posibles opciones para cerrar el código, pensó en las edades de cada uno e intentaron pero no funcionó. Al parecer esto iba a ser cuestión de azar, por ello le preguntó de repente a Martín su número favorito de dos cifras y lo digitó. “¡CORRECTO! Han descifrado el código” aparece en pantalla y los envía a un mapa lleno de convenciones.

 

Imprimieron el mapa e intentaron interpretarlo para saber cuál era la siguiente fase a seguir. Al descifrar las convenciones del mapa se dieron cuenta que debían viajar a Shanghái China, pues en este lugar encontrarían pistas que los llevaría a la tercer etapa de la misión. Compraron pasajes, programaron vuelo y se abordaron en el viaje que desembocaria en una ciudad enigmática, llena de reliquias y secretos.

 

Al llegar al aeropuerto de Shanghái, en la zona de llegadas internacionales se encuentran con un personaje muy peculiar, un anciano con sus nombres expuestos en un cartel, vestido de traje formal. Se acercaron al anciano y él les preguntó que a cual lugar preferían ir primero, si al hotel o al templo; les explicó que si primero iban al templo debían defenderse por sí mismos, y que si iban primero al hotel debían buscar una persona que tenia información que les podia ayudar.

Entonces… ¿A qué lugar irán?  

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